27.7.21

Note to self: just say no and keep moving


Ritmo: Ese jaloneo propio de dar y recibir que se vuelve incontables veces en un: quién da más. Soy absolutamente rebelde para adaptarme a las "advertencias" de que por mi falta de compas me dejarán o "perderán el interés" así acaban de decirme hace un instante: Me acoplo a tu ritmo pero puede que pierda el interés.

Yo le muestro la puerta, siga por acá, no se preocupe, llévese lo que desee, deme la llave, gracias, yo cierro por dentro. Siempre por dentro.

Una amiga que está desaparecida desde enero sin dejar explicación por su ausencia repetía mucho una frase:  Solo lo que es verdadero permanece.
No sé cuántas veces he pensado y de cuántas formas esa idea. Qué es verdad, qué implica permanecer, cómo lo mides, contra qué lo comparas, imagino las respuestas de Silvana y sé que mi imaginación nunca volará a los sitios que bricaba la de ella. ¿Qué será de Silvana? Siento esa ligereza que la caracteriza, ese criterio específico de dejar que mi intuición mande. Una parte de mi desea pensar que esa desconexión es una de sus ideas. La imagino haciendo pan y viendo cómo florece el verano en Suiza, deseo igual que todos los que vivimos su inesperada ausencia que esté bien...

Piensas demasiado, no racionalices, eres muy exigente, sabes lo que quieres... y este estoicismo nuevo que ahora domino con una gracia envidiable. La intuición se curtió y mi ritmo puede ir fuera de compás de los demás pero no he parado de ir a mi ritmo. 

Noches como esta respiro el silencio del concierto que pongo a volúmen majadero y me dejo ir en las lertas a su ritmo. Hoy es Radiohead, banda que de-tes-to hasta que esto pasa de nuevo y me reencuetro con la secuencia perfecta que se hace en sus acordes en vivo o sus discos perfectamente diseñados para con cada canción ser una unidad. Esta banda no funciona por canciones, funciona en conjunto. La voz de Thom York me lleva a esa noche que acababa de comprarme The eraser. Dormía en la cama prestada de mi primita en Jersey y como siempre con las camas prestadas con mi altura de jirafa hice maniobras raras para caber en ella, como Alicia cuando come hongos y queda atorada en la casa del conejo.
Yo, pies flotantes en ese cuarto brutalmente rosa, desproporcionada, sintíendome una muñequita de la colección, ahí yo, un juguete más en ese cuarto de niña, escuchando y arrullándome en un invierno frío como pocos mientras veía en mi reino rosa prestado nevar a través de la ventana.

Estar fuera de mi ritmo es la peor traición que me he recetado. Un no negociable que ahora veo con brutal claridad. Este día termina, la perra negra a mi costado descansando con la paz inmensa que veo que crece en ella hace ya algunos meses. Adora el sillón, tiene hasta su postura favorita para dormir, pies estirados y la cabeza relajada en el descansa brazo, cual buena pitt parece sonreír cuando duerme. En ella me veo estas noches sencillas donde el ritmo exacto nos cobijó, los pequeños pasos diarios nos llevan adelante y confío que seguir en este trajín sin expectativas pero en constante movimiento nos lleve al lugar que ni si quiera sabemos que deseamos, ese andar en el camino amarillo con mis zapatillas brillantes rojas que seguro me llevarán a Oz, a ese sitio que siempre estuvo en mi, en donde descubriré que el camino es el destino y por eso más vale seguir a trote constante, seguir, caminar y disfrutarlo, porque ningún día se va a repetir y en ningúno seré nuevamente la que fui hoy.

Otro día, sigo respirando, lo noto, gracias instante.



No hay comentarios: