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¿Alguna vez han pensado que aquel personaje del hombre lobo tiene menos ficción de lo que entraña?
La luna llena nos vuelve un poco loquitos, mezcla lo que no va y descontrola todo.

En pandemia ese potencial raro que tiene se multiplicó. Las calles son sepulcros. Quien diga que no se nota la soledad de las calles o el encierro lo conmino a rodar un sábado en la noche en la CDMX para escuchar el silencio más anacrónico. Postales extrañas estas de pandemia, instantes llenos de ausencia y que espero nos transformen en una humanidad arraigada a lo esencial nomas (dijera Balú).

Salí a rodar de noche, solo ambicionaba estas fotos. No narraré la historia pues está llena de instantes que no logro entender pero sí escribiré que terminé cerrando la puerta de madrugada, con las piernas adoloridas, sin entender bien todo lo que vi, con una llanta menos en la bicicleta y la consciencia que me gusta mucho el lugar al que me trajo todo lo que me ha pasado en recientes años aunque ha sido dificilísimo, esta calma nocturna, este silencio, esta ciudad que cambia sin aviso y que soy capaz de observar mientras sonrío en silencio.

Gatita curiosa de saber dónde va esta aventura, seguiré pedaleando aunque toque hacer una parada ligera para cambiar la llanta.