11.2.09

Edicto de gracia

Por el mil doscientos y algo
se cuenta que el Santo Oficio
como primer método de confesión a los herejes
para evitar la confiscación de los bienes,
la prisión perpetua o la pena de muerte,
los hacía pasar toda una noche amagados
a un poste afuera de un paradero
de microbuses del metro Tacubaya.
¡Esos de la inquisición eran unos sádicos!