16.9.07

¿Nos alcanzará a ver?



Saldo de la noche: 3 cervezas (una por persona), un algodón de azúcar, una tostada verde con frijoles, nopales y queso, 2 collares de chaquira con los colores de la bandera, 2 elotes asados, 1 esquite, 1 tamal de salsa roja con pollo, 1 paquete de pilas para la cámara, 3 pares de pies cansados y algunas ráfagas de espuma que se nos pegaron de los múltiples asistentes con guerra espumosa.

En suma, la experiencia de vivir el zócalo el 16 de septiembre fue muy emocionante y menos peligrosa y tumultuosa de lo que esperaba. Para mi, lo más emocionante fue vivir los fuegos artificiales desde la plancha del Zócalo, los mismos que cada año de mi infancia veía desde la azotea de casa de mis abuelitos junto con mis primos.

Me perdí la primera tanda de la función del grito por pasar al salón Corona... Pero llegué a tiempo para la segunda tanda, algo bueno tiene esto de la democracia múltiple...
Si he de ser franca no me gustó nada el estilo de la función que si me tocó ver.
Para empezar unas bocinas ensordecedoras de masas tiradas por 5 grúas que flanqueaban cual guardianes Palacio Nacional tapaban la vista. Y de por si el director de ceremonia es chaparro, pues con semejantes monstruos al lado opacaba más su pequeña situación.
Luego en el área del respetable público había muchos colados pelones disfrazados de civiles que de la nada detenían violentamente a los otros civiles que añoraban los buenos momentos del anterior grito y que por cierto no estaban disfrazados de soldados.
Y en el momento más emotivo de la ceremonia otros civiles que nunca alcancé a ver de que estaban disfrazados levantaron en la primera fila las banderas que retraté en la foto, unos lienzos altos que le taparon al maestro de ceremonia la vista del pueblo enojado.
Y ese fue el escenario que me tocó ver desde mi rincón, un presidente gritándole eufóricamente ¡Viva México! A una fila de reporteros, a una de grúas y a otra fila de banderas... Talvez allá a lo lejos alcanzó a ver que en efecto ¡También había gente!.

Esta mañana le escuche decir al presidente Calderón una frase que no se que tan concientemente haya dicho: ‘Honor y gloria a una nación de mujeres y hombres libres’... ¿Sabe que en efecto esta nación esta llena de hombres y mujeres? Dejen ustedes lo libres... Con que sepa que aquí estamos me doy por servida.

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