27.8.07

Opuestos.


Casi nadie me cree que la vida de religiosa se me hace atractiva. Y en cierta forma entiendo el desconcierto porque hay mucha verdad en que nada tiene que ver con mi personalidad esa vida ordenada de mucha introspección y tranquilidad. Pero desde el jueves pasado medito mucho en eso de la atracción inminente de los opuestos y con ello me justifico.

Y más que la vida de monja es la de monje, no estoy de acuerdo con ese papel segundón que tenemos las de mi género en la estructura y hábitos de la religión católica (¡Que viva la feministoide!). Y no me vengan a convencer de la importancia de la Virgen a estas alturas que a la historia reciente me remito…

En esa realidad paralela definitivamente sería el monje dedicado a despertar a los otros hermanos con la campana, sería “el monje campanario”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Monja? ¿Monje? Mmmmm, al principio me dio risa la idea de verte enclaustrada, pero luego recordé la conversación que tuvimos cuando me diste un aventón a mi casa y me quedó todo más claro. Estoy seguro que entre tanto rulo azabache tienes muchas cosas en qué pensar y por eso te atrae un lugar tranquilo -un convento- para hacerlo. Ahora lo que me intriga es saber qué es lo que te invita tanto a la reflexión. Mmmmm... seguiré investigando.

Adolfo