10.4.08

Sobre el corset



Mi abuela me regaló una de estas prendas y ahora la visto. Es negro, tiene un número indeterminado de ganchitos metálicos en la parte posterior que fungen como lo que anteriormente eran una agujeta que te iban ajustando poco a poco para que se fuera esculpiendo acorde a tu medida, a lo largo tiene en las costuras varillas que supongo que son plásticas pero rígidas (créanme en eso último) y 4 moñitos coquetos al frente. Desde que me lo dio me causó mucha curiosidad la prenda y me ha dado mucho que pensar. ¿Cómo harían para ponerse esto diario?, ¿Habría un plan B si no querías ponerte ese día el corset?, ¿Si te lo pones diario comes menos?, se me ocurren una infinidad de preguntas tontas…

Te obliga salvajemente a estar de-re-chi-ta… es el tormento perfecto para cualquier niña a la que su madre la amenace con que si no se para derecha algo malo le pasará. Afortunadamente no me da por desparramarme en mi sillita oficinistoide tan seguido, pero con la prenda puesta hasta el ‘tan seguido’ desaparece por completo y no es que te ajuste al grado de asfixia, por ahí no va la cosa; si se te ocurre adoptar otra postura el corset pareciera tener vida y moverse por si solo, es como si alguien mas te cargara por las axilas. Otro inconveniente es que todo se te desacomoda de lugar y no hablo solamente de los senos, no, hablo de ‘todo’, cualquier movimiento en falso es motivo de desacomodo, a ratos hasta siento que el ombligo está en el costado de mi cintura o en la espalda.

Pese a toda la incomodidad que les relato hay un asunto que no termino de entender; ¡porqué me gusta tanto la cochinada esta!, es como si te pusieras algo que inmediatamente sabes que te va a hacer poderosa, algo así como cuando Clark Kent se pone su traje rojiazul.
Rarísimo…

2 comentarios:

Falma Telemna dijo...

Es curioso, durante siglos, las mujeres se vieron obligadas a ponerse el corset, por supuesto que era obligatorio, al menos en las clases altas, vaya ni siquiera durante el periodo de los vestidos imperio podías darte el lujo de no ponértelo, porque si no, en automático tus bonos bajaban junto con tus tetas, y creo que ahí es donde está ese elemento de poder que mencionas; un corset te hace verte mejor que cualquier una faja o, por supuesto, un brassiere; te genera una figura que tristemente sigue enclavada en nuestro imaginario como la figura perfecta: caderas anchas, cintura estrecha y tetas levantadas.

Y si, al ver la imagen me acordé, que en sus peores momentos llegó a provocar incluso la muerte por la falta de espacio en los órganos vitales, y esa imagen de la mujer decimonónica que se desmayaba con cualquier provocación tiene también su origen en el corset, que con mucha frecuencia les impedía respirar y tener una oxigenación correcta.

No olvidemos el periodo barroco en el que además del corset, las mujeres tenían que cargar con una estructura de madera que le daba forma a la falda, y en total llegaban a cargar como 20 kilos en la ropa, y a eso auméntale el asunto de tener todos tus órganos comprimidos, no poder comer demasiado porque, literalmente, no te cabía, y una pésima oxigenación.

Y a pesar de saber todo eso, yo siempre he querido ponerme uno.

Anónimo dijo...

yo uso corsets y todo depende del grago de fuerza que hagas a la hora de apretar el cordón. Yo no me lo suelo apretar demasiado y suelo dejar bastante espacio entre las ataduras para que no me apriete demasiado, pese a esto me haace una figura envidiable y no me siento nada incómoda. Yo me lo pongo para corregir la postura de la espalda, ya que suelo ser de las desparramadas, pero tanto me ha gustado que ahora lo uso para vestir, por supuesto sin apretar demasiado.