26.2.08

Mañana que es hoy

La distancia no terminó,
y el alma me sopla al oído
otra vez a ese pajarito,
y su fantasma anida en mis rizos.

Reanima el fuego,
arden los músculos,
apagan las lágrimas el aliento,
marchita ceniza el corazón.

Duerme el vacío
que no tuvo paredes
para contenerse.

Despierta
con el infinito eco
que producen las campanas.

El pajarito partió,
la última brasa se extinguió.

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